El Norte de Castilla
Real Valladolid

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Rafa controla ante Linares. / Ramón Gómez

Real Valladolid

Tres puntos para empezar

  • Becerra salva los muebles con tres extraordinarias paradas y hace bueno el tanto del canterano Jose

  • El Pucela se mostró como un equipo muy sólido en defensa, pero con problemas para crear y falto de ritmo a la hora de definior los contragolpes

Cuatro canteranos en la alineación titular y un quinto saliendo desde el banquillo. Un equipo con variedad de sistemas para adecuarse y acomodarse a lo que va pidiendo el encuentro. Un técnico que transmite. Un grupo con hambre y comprometido que trabaja solidariamente durante 90 minutos. Esas son las virtudes, a grandes rasgos, del nuevo Pucela. ¿Los defectos? Desconexión entre la zona del medio campo y los delanteros, un equipo muy largo en ocasiones. Errores en la defensa de los saques de esquina. problemas para rematar los contragolpes. Todo subsanable y todo mejorable. El Pucela promete, pero hay que darle tiempo

La primera mitad del Valladolid mostró lo que se había visto en el trofeo a mediados de agosto: un equipo bien armado atrás, con dos laterales que buscan la línea de fondo y una tripleta de hombres arriba con mucha movilidad. Aquel día el Alavés cortocircuitó al Pucela en la salida del balón en la primera mitad, pero el Oviedo no es un equipo de Primera División, de momento, y su presión no fue tan eficaz. Y con más espacios, y pese a que Álex López y Leao no terminaban de encontrar la fórmula para aprovechar el trabajo de creación de espacios de Zambrano, el Pucela llegaba mejor al área de Juan Carlos.

Es claro que Paco Herrera quiere que la movilidad de sus hombres arriba sea la llave que permita abrir las defensas combinándolo con la visión de juego de Leao y López. Esa idea funcionó en el gol que abrió el marcador, pero no lo hizo, en cambio, a partir de ese momento. El Pucela se fue muy atrás a partir del tanto del canterano y se desconectó de medio campo hacia arriba. Y sufrió, claro, porque sin balón el Valladolid lo pasa mal pese a la jerarquía de Lichnovsky y Rafa en el centro de la defensa y el trabajo a destajo de Zambrano.

En la segunda parte lo que ocurrió fueron dos cosas: que Herrera puso tres centrales, lo que terminó por cortocircuitar a los astures. Y, por otro, que un tal Isaac Becerra decidió hacer acto de presencia.

El portero del Valladolid es de los que suman puntos, de los que se muestran en los momentos claves. Y lo hizo deteniendo dos balones a Toche. El primero en un remate con el pie del delantero astur y el segundo, ya en el descuento, parando abajo un cabezazo magnífico del expucelano. Dos intervenciones de mérito que le valen para ser el mejor del partido.

Pero el espectáculo del catalán no puede dejar de ocultar las carencias del equipo a la hora de construir. Ahí es donde está el trabajo fundamental. El Valladolid no termina de ser fluido en ataque, pero a cambio es muy sólido atrás.

Queda mucho, esto acaba de empezar, pero parece totalmente diferente a lo de los años pasados.